Miguel de Unamuno Vera nació en Zamora y se licenció en Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia en la especialidad de grabado. Al terminar sus estudios se trasladó a Madrid, ciudad en la que vive.
Ha participado en exposiciones individuales y colectivas, y ha sido seleccionado y premiado en varias ocasiones.
Su actividad artística ha transitado por el arte digital, el dibujo, el grabado y la pintura. Con un estilo figurativo, le interesa representar la figura humana como cauce plástico de texturas, colores y sensaciones que aluden, armoniosas o inquietantes, a vivencias presentes. Su obra actual muestra seres anónimos desdibujados por la superposición de rasgos que acaban anulando la esencia individual, detenidos en el tiempo y perdidos en una marea sin identidades.
SERIE CABEZAS CUÁNTICAS
Los rostros y la figura humana han sido desde los orígenes de la historia los símbolos que han servido para representar las creencias, expresar la visión del ser y construir el universo de lo sobrenatural o cotidiano, para dejar constancia, intercambiar, transmitir sucesos y apreciaciones de su quehacer y modo de vida. Dependiendo de cada época o lugar, esta representación del ser humano ha evolucionado a través del tiempo consecuentemente con el desarrollo de las técnicas artísticas, materiales y los procesos sociales o culturales en los que se ha visto envuelto, lo que fija un cambio en el tiempo que refleja características y pensamientos de la evolución y desarrollo del ser humano y la sociedad.
Esta evolución cultural acarrea también la necesidad de gestión de toda esta información que facilite propagar el conocimiento entre sus coterráneos y su descendencia. A medida que van evolucionando los conocimientos y las técnicas, también evolucionan las formas de representación de toda esta información.
En la actual sociedad de la información y la tecnología hemos llegado a un punto en el que toda esta colosal búsqueda e ingente acumulación de datos solo produce una descomunal redundancia de información difícil de analizar, una maraña de ruido que acaba difuminando las ideas, confundiendo los mensajes, convirtiendo a las personas en meros algoritmos matemáticos, y que aplicado a las teorías físicas actuales se acabaría convirtiendo en un caos de ondas o curvas cuánticas, generando formas amorfas y confusas.
En mi obra represento mediante estas supuestas ondas cuánticas un personaje actual, anónimo, indefinido, impreciso, conformado por un cúmulo de seres semejantes pero diferentes, originando una figura borrosa, desdibujada y sin rasgos que la identifiquen, anulando así la individualidad e identidad personal.