Daniel Barroso, Argentino – Suizo, comienza su formación artística en el Atelier de su padre en Mendoza, continuándola en Córdoba (Argentina); posteriormente en el viejo continente en Roma y Paris dónde también terminó sus estudios de filosofía con un trabajo final sobre Jerónimo el Bosco, el primer “surrealista”. En 1988 se trasladó a Suiza (Lucerna y Zúrich). En 1999 vuelve a América del Sur radicándose con su familia en Santiago de Chile. En 2006 regresa con ella a Europa y pasa dos años en Milano, posteriormente cinco años en Munich y desde 2014 se afinca en Madrid. Sus trabajos han sido expuestos en muestra colectiva en Paris, tres muestras individuales en Suiza y numerosas exposiciones en los Ateliers en las ciudades donde vivía y, ahora, en esta exposición individual en Madrid. Un centenar de pinturas suyas se encuentran en colecciones privadas en ambos lados del Atlántico. En sus obras artísticas se perciben diversas influencias culturales, destacándose la fuerza expresiva de la pintura latinoamericana, el impresionismo francés y el expresionismo alemán tanto abstracto como figurativo.
Claves de la obra
El tema principal de su obra es el ser humano en sus diversas facetas: pasión, emoción, éxtasis, dolor, amor, que expresa sin tapujos ni rodeos. Por eso la predominancia figurativa en sus trabajos de los últimos años. La mujer aparece como fuente de vida y origen de todo. La representa tanto embarazada como amante, madre, luchadora, sosteniendo al hombre, a veces llevándolo a cuestas y inclusive con el mundo a sus espaldas cual Atlas. La mirada de sus personajes es directa y profunda.
La epidermis es protección y separación, por eso pinta los cuerpos sin ella, con el interior colorido al descubierto. Nunca comenzamos de cero o como en una hoja en blanco: tenemos genes, cultura, elementos dados que configuran una idiosincrasia. A partir de ellos vivimos, edificamos nuestra existencia y esbozamos nuestra historia personal. Por eso, en sus pinturas, siempre parte de un fondo ya dado, que en vez de ser una limitación se convierte en una oportunidad para crear algo nuevo y original. El color para Barroso es forma y contenido en sí mismo, por ello prefiere colores puros, muchas veces primarios, que entremezcla como en un “action painting”.
En sus pinturas, el inconsciente es el guía que marca el ritmo, dirige el trazo y hace emerger variados personajes y símbolos. Los animales y las personas conviven en un mismo plano existencial de igualdad.
La obra de Daniel Barroso es variada como la vida misma en todas sus expresiones.